PERSONAJES
QUE HICIERON HISTORIA EN TORREPEROGIL
Escrito por José
Villar Crespo
Sirvan estas líneas para
reivindicar de alguna manera a ciertos personajes que en un momento
determinado formaron parte de nuestra historia reciente, y que
desarrollaron una labor muy grande en algo tan importante como la
alfabetización y la enseñanza.
Este fué el caso de
D.Manuel Zurita Cabello y al que todo el mundo lo conocia
cariñosamente por “Manolito”. Y que nosotros le
seguiremos llamando por este apelativo.
Haciendo historia de
“Manolito” nace el año 1.917 en Córdoba y muere en
Barcelona a finales de los años 70.
Licenciado en Derecho
ingresa en el cuerpo jurídico del Ejército y empieza su actividad
militar con el grado de Teniente, su paso por el ejército le creó
bastantes problemas puesto que estamos hablando de finales de los
años 40 y en plena dictadura franquista “Manolito” a
pesar de formar parte del mismo ejército y dada su naturaleza de
hombre justo no podia permitir los abusos que se cometian dentro del
ejército hasta el punto que su salida del ejército fué motivada,
por la defensa que hizo en un Consejo de Guerra de dos presos
políticos, condenados a la máxima pena y que gracias a la defensa
que hizo de los mismos, les fué conmutada la misma, a partir de ese
momento siente el desprecio de compañeros y empieza a ser una
persona no grata para el estamento militar, y al final decide
abandonar el mismo.
Desde ese momento
“Manolito” cuelga el uniforme miltar, y se enfunda en el
tradicional “mono azul” prenda de trabajo de los
obreros, y jamás abandonaria ese atuendo tanto en verano como en
invierno, y lo mismo en dias de trabajo que en dias festivos siempre
se le veia por todas partes con su”mono azul,”
Despues de su salida del
ejército llega Torreperogil a mediados de los años 50 y empieza a
trabajar en las obras del famoso ferrocarril Baeza-Utiel y que por
aquellos años teniamos ilusión todos los “torreños” de
poder contar en nuestro pueblo con una estación y ver pasar el tren
por nuestros campos, pero nuestra ilusión se malogró y nos quedamos
con la estación, los tuneles y practicamente todo terminado, y todo
quedó en el olvido después de grandes inversiones y de grandes
esfuerzos.
Después
de un tiempo de trabajo intenso en las obras del ferrocarril, las
mismas se paralizan dejando a todos los trabajadores en paro, y a los
trabajadores sin recibir la correspondiente liquidación y finiquito
de sus salarios, en aquel momento “Manolito”
se hace cargo preparando una demanda en los
tribunales laborales y dicha demanda se gana en favor de los
trabajadores y al final los mismos reciben su correspondiente
finiquito.
A partir de ese momento
decide “Manolito” poner una Escuela para enseñar sobre
todo a personas adultas, que no habian tenido la oportunidad de
asistir a las Escuelas Públicas, porque en la mayoria de los casos,
y debido a las penurias que existian en muchas familias tenian que
abandonar la Escuela para ponerse a trabajar, la mayoria de las veces
este trabajo era a cambio de la manutención. Eran tiempos difíciles,
tiempos de hambre, y tiempos de silencio.
“Manolito”
aparte de su formación jurídica tenia una gran cultura y decide
poner la misma al servicio de los más débiles para transmitirles
esos conocimientos, y darle la oportunidad que se les habia negado de
acceder a la cultura y al conocimiénto.
La primer Ecuela la
instala en la calle Prim, en la casa de Pablo “Pilocho”
donde permaneció sobre un año, para trasladarse posteriormente a
la calle Realejo y concretamente en la posada que existia en esta
calle, donde hoy están los salones “Antoñito” y en una
de las cuadras de la misma que no se utilizaba para los animales, es
allí donde empieza a enseñar a los analfabetos a leer ,escribír,
matemáticas y cultura en general, también daba clases a los nó
analfabetos para que adquiriesen mayores conocimientos.
Por estas clases se
cobraba el precio de una peseta o dos diarias, y habia quien pagaba
estas clases en especie como me comentaba un alumno que su madre
tenia un puesto de vino y el pago de la clase lo hacia mediante una
pequeña botella de vino, y que “Manolito” la recibia con
mucho cariño y agrado.
Con el importe de estas
clases “Manolito” se ganaba la vida pagaba su estancia en
la posada y del poco dinero que le sobraba y podia le enviaba a dos
hijas que tenia.
Hacia finales de los años
60 se traslada a Barcelona donde encuentra trabajo como guarda en la
construcción, hasta finales de los años 70 que fallece en ésta
ciudad.
Las clases se daban en
unas condiciones muy precarias, de falta de muebles y de lo más
elemental para poder desarrollar la enseñanza como es debido, me han
comentado alumnos que asistieron a ésta Escuela que tenian que dejar
el poco material que tenian en los pesebres de la clase puesto que
ésta estaba en una cuadra. A pesar de estas condiciones en estas
clases ser respiraba un buén ambiente cultural, yá que el libro en
el que leian los alumnos era ni más ni menos que el “Quijote”
pués “Manolito” siempre estaba con un libro en las manos
algo que inculcó a sus alumnos como el amor por la lectura, como
base para el desarrollo de la persona.
Las clases normalmente se
daban por la tarde y noche, cuando los alumnos terminaban su trabajo
cotidiano y el poco tiémpo que disponian lo dedicaban a prepàrarse
para salir del profundo analfabetismo que las circunstancias les
habian deparado. Un porcentaje bastante alto de hombres de nuestro
pueblo que rondan los 65 y hasta los más de 70 años pasaron por
ésta Escuela de “Manolito”.
Con
la llegada de la Democracia y las libertades a finales de los años
70, el Gobierno de la Junta de Andalucia, emprenden un progama de
Escuelas de Adultos a fín de erradicar de una vez por todas el
analfabetismo qu existia en nuestra tierra, y que hoy podemos decir
con satisfación y orgullo que gracias a estas inciativas lo hemos
conseguido.
Sirva esta pequeña
historia de “Manolito” para homenajear a otras tantas
personas que en sus casas también ejercian esta labor de enseñar a
leer escribir y las cuatro reglas por muy poco dinero, pués en la
mayoria de los casos se hacia por vocación y para servir a los
demás, no he querido mencionar a ninguno por temor de olvidarme de
alguno, pero que estas personas junto con “Manolito” prestaron en
su momento una labor muy digna y muy importante como la de la
enseñanza en nuestro pueblo, y que ya han pasado a formar parte de
la historia de nuestro pueblo.
Como epílogo mí
agradecimiénto a Juan Torres Redondo y Agustín Ruiz Moreno que
fueron alumnos de la Escuela de “Manolito” ya
que con sus aportaciones hemos podido escribir esta pequeña
historia.